12 nov 2018

Píldora de la Involución

La teoría de la evolución siempre fue un gran atractivo de la ciencia para mí, y cuando digo siempre, me refiero a siempre. Siendo introducido a tan complejo concepto inocentemente por cosas tan sencillas como los juegos de Pokémon y las series de Digimon, mi interés por el tema fue reforzado por ver el tema en la escuela primaria. Imágenes en sí mismas atractivas, del humano paleolítico rodeado de la megafauna o ilustraciones de dinosaurios, los seres más cercanos a pokémon como jamás han existido, ya sea por sus volúmenes inimaginables o por la extravagancia de sus diseños. Aquí solo falta añadir que, en nuestros intentos para simular un proceso de evolución, mi hermano, un amigo y yo, tomamos y aislamos a un grupo de hormigas en un islote artificial construido por nosotros mismos para que; con el tiempo, aislamiento y sin mucha otra lógica detrás, evolucionaran a una especie nueva de hormiga capaz de nadar y desplazarse por el río en el cual las atrapamos. No hace falta decir que nuestro experimento no llegó muy lejos en ese entonces y el islote a la primera lluvia fue arrastrado con lo que sea que hayase quedado de las hormigas.

Fuera de mí y justificando un poco esa fascinación malsana, la evolución siempre le pareció un tema atractivo a la humanidad, en general. La idea de la modificación de la vida a través de las generaciones, justificó siempre muchas acciones, que iban desde lo práctico; la selección de organismos de interés comercial para el mayor rendimiento de su desempeño, llámese producción de carne, huevo, fuerza o lana; llegando a lo superfluo, como razas de perro con fines meramente estéticos o de compañía, hasta lo aterrador; como el nefario concepto del darwinismo social y la eugenesia.

La idea de "la supervivencia del más apto" era y es hoy en día, llamativo y muy conveniente para los que de forma predefinida o escogen ignorar su pasado o la providencia, tienen ya algo de lo que consideran ellos mismos, poder. El concepto es atractivo, por cuestión lo cercano a la ciencia y a la frialdad moral que lleva. Solo el apto prevalece, consigue los recursos, se reproduce y provee para su progenie, dejando al resto observando el saqueo, llevándose así un orden natural de las cosas. Aptos y no aptos. Apoderados y despojados. El objetivo de la vida es el acaparamiento de recursos.

El argumento aterriza ahora en el porqué, dándole un giro trágico al asunto, no se ve el otro lado de la moneda, usando ese mismo concepto. La derrota del no apto como justificación al suicida. Una forma romantizada de observar la muerte con un sentido final. En el gran mar que es el reservorio génico humano, la mezcla específica e inigualable de física, biología y psicología que da lugar a tu persona, simplemente no es compatible con el estado actual del ecosistema en que te desarrollas. Quizás eres fuerte, atributos no necesarios en la era digital de forma inmediata, quizás tienes buena visión, inútil en una era de corrección óptica y pre-selección de nuestros alimentos. Simplemente, no es tu era. Tu nicho ha sido tomado. No hay lugar para ti. Se habla de alelos deletéreos, condiciones genéticas las cuales desaparecen de forma automática al expresarse en el fenotipo, incompatibles con el estado natural, cuando quizás esas condiciones también podrían considerarse en el psicotipo. El final de un línaje. Una rama finita en el filograma. 

En inglés siempre me ha hecho más sentido, "survival of the fittest", siendo fit traducido como apto, adecuado, que encaja.

Quizás algunos simplemente no somos aptos para esta vida.

Adecuados para este tiempo.

No encajamos en ninguna parte.

8 nov 2018

El "zapatos sucios"

De niño me gustaban mis tenis porque eran cómodos para correr, se podían ensuciar y solo era cuestión de tallar. Podían mojarse y solo era cuestión de secarlos al sol.

Crecí y crecí y la hora de la escuela inició.

Al entrar a la escuela me di cuenta que los zapatos eran obligatorios, así que con renuencia, los usé. Incómodo, los usé cada día y era difícil mantenerse mucho tiempo en pie con ellos y notaba que hacían mucho más difícil el correr. A los varios días, me dijeron que no era suficiente; que estaban sucios y me dijeron que así no te iban a durar a pesar de que yo no quería que me durasen. Así pues y con renuencia, los limpié y los seguí.

Crecí y crecí y la pubertad llegó.

Al entrar a preparatoria me di cuenta que la barba estaba prohibida, así que con renuencia, me rasuré. Incómodo, me rasuré de forma periódica mientras por mucho tiempo, dejé crecer mi cabello. A los varios meses, me dijeron que no era suficiente; que mi imagen seguía siendo informal a pesar de que ya me había rasurado y cumplía al pie de la letra la normas de vestimenta. Así pues y con renuencia, me corté el cabello y seguí rasurándome.

Crecí y crecí y cursé la Universidad.

Ya casi al terminar la licenciatura, barbado, en tenis y con camisa sin fajar, me dijeron que nadie me contrataría, así que con renuencia, me aliñé. Incómodo, busqué empleo durante algo de tiempo mientras la urgencia de dinero iba aumentando y finalmente fui contratado. A los varios meses de trabajo, me dijeron que no era suficiente y que tenía que llevar el uniforme y el gafete por si llegaba una auditoria y así hubiese forma de identificarme como trabajador. Así pues y con renuencia, usé uniforme y me puse gafete al cuello.

Ahorré y ahorré y finalmente me fui a vivir solo.

Junté dinero y compré un auto; y al tiempo, me dijeron que estaba sucio, y que como viesen mi auto me iban a tratar. Hasta ahora, mi auto sigue sucio.