5 abr 2022

Obertura de Bezos incompleto, No. 2

La nave tocó los bordes del inicio del Universo. Una pequeña rama metálica, producto de las raíces del árbol de la creación, rozando el techo de toda su obra. El momento en que dejamos de ser humanos y comenzamos a ser historia. Cámaras, reflectores, preguntas y ríos de tinta, tanto física como digital. El control de la misión, voz robótica y forzando su entrada entre estática y fricción, les hizo llegar a los pasajeros lo que ya temían conforme sus cuerpos perdían peso y sus alrededores oscurecían, estaban ya oficialmente en lo que los expertos coinciden se considera el espacio exterior.

Jeff miró a su tripulación para absorber su fascinación a lo cual cada uno respondió con sonrisas incrédulas e infantiles. Regresó su mirada al frente y su pecho se infló orgulloso mientras recuperaba el aliento el cual había robado de las bocas abiertas de sus compañeros de viaje. Se recuperó y observó la bóveda celeste por primera vez. Su reflejo se proyectaba tenue sobre la ventana, y esta, sobre la Tierra. Coincidió la silueta de su calva con la curvatura del planeta y soltó una carcajada, quizás la primera genuina en un gran tiempo.

Tenía preparado un botón secreto para el momento en que supiera que la misión fue un éxito y sintió que ese era el momento. Accionado, una persiana metálica se desplegaba lenta de extremo a extremo, la cual finalmente aisló a Jeff del resto de los astronautas. Dio una segunda mirada a la Tierra. Se alejó de la ventana para tener un mayor panorama y pidiendo un leve giro en la rotación de la nave por medio del intercomunicador el paisaje se había convertido la Tierra, la Luna y el Sol. Su reflejo pálido se encontraba ahora con el Sol entre los ojos, con la Luna y la Tierra en cada oído. Otro accionar de botón inició la obertura no. 1 de Bach para violonchelo cuyo asenso en ahogó los murmullos de los acompañantes. Liberó sus manos del traje espacial lentamente del ahogado crujir del velcro. Su respiración se aligeraba con el pasar del arco al chelo. Liberó su pecho. Su respiración se profundizaba con las notas graves. Liberó sus pantalones... y sin embargo, nada. Bach no eran más que murmullos.

- Control de misión-llamó Jeff-, abortar.
- Señor Bezos, no podemos abortar la misión. La bitácora de viaje estipula que...
- Ordeno TERMINE la misión.
- ¡SEÑOR! No podemos terminar, el contr...
- ¡El control de mando lo tengo YO y dije que abortar!
- Pero... pe-pero señor... esto costó millones... de su bolsa... esta misión significa...
- Significa lo que yo quiera y para mi... no... significa...
- Señor, ¡SEÑOR!

Un minuto. Dos minutos. Un zumbido confundía al silencio y el silencio se camuflajeaba de zumbidos. 3, 4. Los minutos transcurrían. Bach regresó de entre los muertos, y con él, la Tierra, el Sol, la Luna y las estrellas, flotando en el éter así como los guantes, chaqueta y pantalones de Jeff, quien giró la mirada nada más que para observarse aislado por la cortina metálica que separaba a él y a los otros y que él mismo accionó.
- Señor, señor, ¿Sigue ahí, señor? Sigue deseando abortar la misión, ¿Señor?. - Los minutos de silencio de Jeff compraron a Control de Misión unos minutos para mantener todo en orden y para la prensa.- Señor, piense en sus inversionistas.
- ¿Los inversionistas?

La misión siguió conforme estaba programada.