23 jul 2021

dEVAstado

¿Qué es justo? ¿Para quién es la justicia? 

Últimamente me he enfrentado más y más con el problema (y la solución) de que muchos conceptos, sobre todo los más complejos, los tenemos qué definir en función de lo que no son, esto para mayor utilidad. Una palabra solo es tan buena como su aplicación y su aplicación dependerá de su definición. Un caso en el que me ha servido, al luchar por búsqueda de definición, es en el sentido de justicia.

Un celular recién comprado es sustraído de una bolsa en el transporte público, un empresario roba cientos de miles, un político desvía miles de millones. La vida de una persona acaba en manos de otra. Aquí la única injusticia perceptible es que esas cosas sucedan, que los responsables continúen como normalmente y -o- que no haya forma alguna de detenerlo. Estos serían crímenes obvios, evidentes y, dolorosamente, comunes. En el celular, lo claro parece ser, regresar el bien físico, esto para cualquier robo, cualquier pérdida material. La lógica parece infalible, excepto que los humanos somos humanos y hay factores más allá de lo material. La víctima de un asalto lo pensará dos veces antes de salir de su casa sintiéndose desprotegido o su confianza nunca podrá volver a ser igual. El dinero perdido puede regresarse a las víctimas (y esto en el caso de que sea posible) pero quizás ya hay casos reportados de empresas pequeñas quebradas, de familias con deudas o de suicidios por la pérdida de fondos de ahorro del Estado... por el "Estado". Finalmente, no se puede regresar la vida a los muertos. Es ahí, donde se encuentran los límites de justicia. El lugar dónde se tienen qué pelear las verdaderas batallas.

La justicia actual por lo tanto depende de la perspectiva y a quién debe de servir, claro, pero ¿La perspectiva de quién? ¿La de las víctimas directas del crimen? ¿La de la sociedad que lo vive y busca, para continuar y sanar, algo de retribución o conclusión?

En el primer caso, y para que sea verdad, debemos de creer que para que se haya hecho justicia para la víctima, esta ya debe  de tener de forma previa una idea razonable del concepto y sabrá responder en el caso de ser el objeto de una injusticia. En este caso, el problema sería un extraño "no hay víctima perfecta". La complejidad aumenta en el caso de que la víctima termine en desacuerdo con los "medidas" aplicadas a los victimarios o que su visión de justicia sea vengativa, escalable pero inaplicable o impráctica... o que no exista víctima real o al menos ante los ojos de la sociedad. No me dio un asenso, que lo destituyan. Mató a mi esposo, que maten al suyo. "En el camino del ojo por ojo, todos terminamos ciegos" dirían.

En el segundo escenario, asumimos lo mismo pero a una escala social. Asumiríamos que la sociedad es lo suficientemente homogénea como para llegar a una "verdadera y única justicia" ante los ojos de todos. Todos serían diferentes individuos pero teniendo un sentido único de la justicia. Aquí tendríamos qué preguntarnos, ¿Una sociedad sana podría concluir al unísono ante un crimen? ¿Una sociedad sana tendrá un solo sentido de justicia? ¿Toda sociedad se debe de poner del lado exclusivo de la víctima limando las asperezas? En tal caso, nos vendrían imágenes de estados fallidos o autoritarios, épocas y lugares donde la violencia es común y a esta solo se le responde con más violencia.

Es entonces que debemos de preguntarnos ¿Cuándo es que una persona común es llevada a tal presión material que siente que tiene qué robar? ¿Hasta dónde un político puede robar para que sea ya tan dolorosamente evidente que tiene que salir de su puesto (y huir al extranjero)? ¿Cómo llegamos al punto dónde es una opción matar a otro en un crimen pasional?

Es pues que debemos de pensar, y en mi opinión, que la verdadera justicia siempre será la de la prevención. La de evitar llegar ahí. La de ver de lejos lo que corrompe y estudiarlo, para no regresar a él. Nos enfocamos tanto en responder, en medir y comparar nuestro dolor. Nos obsesionamos tanto con él que nos define. Pensamos en como se nos fue infringido tanto como cómo lo podemos regresar. Dolores inimaginables, tanto en sus causas como sus consecuencias. Un monstruo inmortal, una fuerza de la naturaleza.

Yo pienso que no lo es. Yo pienso que puede acabar. Yo quiero creer que tendrá fin. Que habrá justicia, pero no la que parece más obvia, la más fácil, la más seductora.

Esta es la diferencia más clara, y la más irremediable paradoja de la cristiandad, donde el Viejo Testamento vive de crimen con castigo en contraste a la redención ante el reconocimiento del pecado del Nuevo Testamento.

Volviendo, y ya que definimos, en parte, la justicia, definamos injusticia pues. La verdadera injusticia será entonces la muerte. La muerte sin haber aprendido que hay que luchar. La muerte sin haber luchado. Terminar muerto sin que nada haya cambiado.



8 jun 2021

Solo un Sith piensa en absolutos

De pequeño recuerdo, mis padres me decían que estudiar me llevaría lejos. Las condiciones materiales cambiaron durante mi educación y ahora era solo con una maestría que alcanzaría mis sueños. Es actualmente que mis metas solo podrán ser cumplidas si tengo mi propia empresa y si soy mi propio jefe. 20 años de vida consciente, 3 recesiones globales y un cambio, tan palpable como sutil, en el imaginario colectivo.

 Recuerdo ese chiste de Slavoj Zizek que me capturó al momento de escucharlo, y parafraseo:

Criatura mágica se le aparece a un granjero y le dice puede cumplir cualquier deseo con el giro de que, lo que le conceda a él, se lo hará al doble al vecino. El granjero contesta "Entonces deseo que me quites un ojo."

Usualmente la gente suele pensar que ese es el paradigma de la lucha por el trabajador. Estamos listos a perderlo todo para que nadie tenga nada, pero como verán esto es muy sencillo, e incluso más obvio, si lo aplicamos al pequeño capitalista aspiracional.

Estoy listo para perderlo todo con tal de que mi vecino no tenga nada... con la diferencia en que yo, con el trabajo, triunfaré donde millones han perdido. Solo es cuestión de tiempo para que tenga todo lo que él ha perdido. 

¿Por  qué habríamos de sufrir si el objetivo es solo sufrimiento? ¿Por qué habríamos de luchar por una meta para que la meta sea solo más lucha? Creo que es una horrible proyección de ideologías. Y de nuevo las comparaciones se hacen más aparentes si se trasladan a su campo. Para el pequeño capitalista consumido, la vida es un sufrimiento con una meta, la de consumir, por lo que, al observar la lucha por la emancipación y no poder concebir otro modelo más allá del que lo produjo, su mente es sobrepasada:

La vida es ser explotado o explotar y, si el producto de la suya no es explotar, entonces debe ser lucha por lucha misma.

Es entonces, donde creo que está mi favorita definición del neoliberalismo, la cual indica que es la transformación de todo aspecto de la vida humana en lenguaje transaccionario. Tantos de sufrimiento entran a la fábrica para que tantos de beneficio entren. Tantas horas frente al computador para tantos de viaje. Tantos momentos con tu pareja para tantos de felicidad. Tantos de opresión para tantos de bellas artes.

He escuchado mucho, al hablar de estos temas, que la respuesta final siempre resulta en la misma supuesta máxima, la condición humana:

El hombre es egoísta por naturaleza.

Volvamos al chiste, ¿Qué acaso no hay egoísmo positivo? ¿Qué acaso no podríamos volver con el granjero, bajo esta premisa, para que nos dijera con una sonrisa pícara "Yo pedí un terreno, ahora mi vecino tiene dos"? El humano es neutro, capaz del mal y del bien, pero limitado por nuestra limitantes naturales materiales, ¿Qué no, dadas ciertas condiciones, todo humano sería solo capaz de generar el bien incluso más allá de sus razones egoístas? 

¿Por qué las cosas no pueden ser buenas solo porque si? El humano, si, quizás tiende al sufrimiento al ver como inmensurables las condiciones que solo lo pueden lo concebir como feliz... pero el hombre siempre encontrará razones de lucha y mejora. Las drogas existen, gratificación química e instantánea, pura y sin destilar, pero no tenemos miles de millones pendientes de la aguja. Las redes sociales existen, retroalimentación instantánea, pero sus números se mantienen o reducen conforme los tiempos avanzan y cientos cierran mientras cientos se abren. Sin embargo a todo estamos aquí, listos, inconformes, queriendo vivir, dignos y plenos. ¿Qué acaso no hay juegos? ¿Qué acaso no hay deportes? ¿Qué no se puede aprender arte o la ciencia? ¿Y por qué no tener una aparente vida mínima y solo consumir de los juegos, de los deportes y de las artes y ciencias como ya sucede? ¿Qué no es eso una función en si misma en el mercado? ¿Qué diferencia hace si lo hace un millonario o un campesino?

En fin. Si me preguntan, yo solo diré:

Solo un Sith piensa en absolutos.


 

11 may 2021

Ausencia

Cuando uno observa un sistema tiende a pensar en él como un todo compacto y homogéneo. Las presencias se obvian y los vacíos se rellenan con sentidos y propósitos, justificaciones a su existencia y forma más allá del cuestionamiento al escenario planteado.

Buscamos sentido a lo que esencialmente son absurdos y eso traza caminos que la mente sigue, ya sea a la hora de tomar decisiones o de aplacar voces. Cada momento es una decisión tomada en base a registros previos. Actitudes se transforman en cotidianidades, y ahí es donde habitan las ausencias y las presencias.

Una avenida comercial, al ser concebida, describe un bullicioso de tránsito e intercambios de palabras y productos. Una máxima incuestionable como voltear a ver alrededor y ver que la montaña sigue ahí. Tomamos la decisión de evocar el sentimiento de presencia y tumulto, como el orden natural, lo cual, a falta de este, solo hace más evidente su falta. 

La cuarentena ha sido dura con lo cotidiano y lo que creemos natural. Desde lo necesario de un abrazo, hasta la frívolo de una fiesta con amigos desconocidos. Es entonces pues, que en el momento  de ausencia, que se debe de plantear lo realmente necesario. Una claridad no antes permitida por la domesticación de la rutina, no para romantizarla, sino para convertirla en algo positivo.

Las ausencias implican la existencia de un estado pasado de presencia. Un instante el cual fue y dejó de ser, creando un paradójico en la racionalización del sentimiento, palpable en el cuantificable binario, "estaba, ahora no... y por ello soy menos."

Leí alguna vez que la mejor forma de destruir a un niño era "hacerle creer que tiene metas". Una ansiedad manufacturada que llevará hasta el día de su muerte a menos que uno se enfrente a ella. Una ausencia artificial la cual no se revelará debido al modelado productivo de nuestra sociedad actual. Cuántos no se han perdido en la búsqueda de lo que en realidad nunca estuvo allí y fue, en cambio, impuesto. Cariño no correspondido, atención no necesitada, éxito y reconocimiento que genera más hambre que la que socava. 

La peor ausencia es la ajena porque está más allá de nuestra naturaleza. Es un huésped que demanda servicios que no le podemos dar.  Eso incluye cuando alguien se va.

La muerte, tan natural como la vida, propone lo inconcebible en el peso que deja en los que le sobreviven y en el que libera a quien recoge. El caos máximo del cuerpo y alma, donde uno termina y el otro inicia.

El día del sepelio de mi tía Pilar en ningún momento pude llorar. Aún veía mi familia junta, un escenario planteado. Llegó el momento en que tocó enterrar sus restos y las lágrimas comenzaron a correr en muchos. Mi madre nos abrazó, y entre respiros profundos nos dijo:
- Ella siempre pensaba en ustedes. Siempre les mandaba pan.

Pensé en el pan. Pensé en la falta de el.
Se había destruido el orden natural.
Se había construido una ausencia.
No pude dejar de sollozar.

23 feb 2021

El horror existencial de Samuel García

 Parte 1. Un doctorado... en dolor.


Este es un recuerdo muy difícil para mi de compartir.

Cuando era chico, debí haber tenido unos 10 o 11 años, una tarde mis padres no me dejaron jugar a la Play Station 1. Ahora mismo mientras escribo esto ignoro la situación que llevó a eso, el porqué mis padres decidieron no dejarme jugar al Play ese día. Del mismo modo, desconozco qué recuerden mis padres del mismo. Lo que es más, no sé si mis padres recuerden siquiera algo de esta situación. Quizás solo fue una mala tarde, un mal momento de su hijo lo cual llevó a un regaño más, uno como de tantos entre otra decena de regaños anteriores que habían hecho durante todo lo que llevaban de vida como padres.

Yo por mi parte tengo si tengo ese día presente. Recuerdo la frustración, recuerdo como ayer el haber llorado. Recuerdo haber estado lo bastantemente frustrado como para con lágrimas en los ojos llegar al calendario de carnicería de la cocina y poner con pluma sobre esa fecha "El peor día".

Desde ese día supe cual sería mi destino.
"No es una fase mamá, es quién soy realmente."


Y, por más que haya dicho que estaba sufriendo, y es verdad que sufrió mi mente puberta ese día, es la vergüenza de haberme sentido así lo cual pone a cuestas sobre mi mente ese día. Es la pena ajena que me causa recordar que llegué a ese punto de angustia que tuve que marcar con tinta ese día lo cual mantiene ese recuerdo tan vivo en mi memoria. Lo incómodo que es admitir que hice un escándalo por algo tan chafa.

Muchos días antes de ese jugué al Play Station 1. Muchos días después lo hice también. Es difícil de compartir pero lo menciono porque es importante para darme a entender. Poner en perspectiva que... cada persona tiene experiencias de vida las cuales ve difíciles o complicadas según su historia personal, el momento interno y las circunstancias. 

El dolor de ese yo clasemediero de 10 años al no poder jugar al Play no es más válido, real o deja de ser menos sincero, paradójicamente, que el de un millonario por no poder haber tenido todos los ponys del mundo... o el de un niño en Nigeria al no poder tener un carro de madera.

Estoy diciendo eso porque luego de ver el vídeo viral de Samuel García en el cual describe parte de su "dura adolescencia", el cual es fácil ver el porqué se hizo viral, pensé una cosa.



Ver esa frustración, odio y descarte inicial por lo que él considera una adolescencia difícil. El día o los días que hayan sido. Y esa lectura es... verdadera. Es válida.

No voy a condenar aquí a la gente cuya respuesta inmediata fue sentirse aludida. Es válido sentirse atacado por esta interpretación tan aparentemente vacía forma de dificultad. No voy actuar como si no hubiese sentido lo mismo la primera vez que lo vi y para nada soy mejor que ustedes. Es válido sentirse frustrado porque un representante político y candidato a puesto de elección popular cree que esa fue una problemática real la cual tuvo que superar. Es lógico tener esa respuesta. Es el resultado natural de vivir en un mundo en el cual la brecha y movilidad económica y social parecen recrudecerse cada vez más, que alguien de la nada llegue, lleno de privilegio, a presentar esto como un obstáculo equiparable a las cientos de dificultades sociales y económicas de cualquier otro ciudadano promedio es desagradable a lo menos y grotesco en lo más... y da lugar a buenos memes:










Ejemplos de la catarsis memal del pueblo. Parafraseando al Dr. Martin Luther King "Los memes son el lenguaje de los ignorados".

Y hasta aquí todo normal. Lugares comunes. Persona rica dice algo estúpido y la gente se burla.... Y los patos vuelan... sobre todo en tiempos de cuarentena.

Pero volviendo al punto de partida... qué tal si yo contase mi historia inicial. Qué tal si yo saliera al mundo y dijera romantizando mi dolor que "mis padres no me dejaron un día jugar al Play, la única consola que tuve... y los odié por eso pero gracias a eso soy la persona que soy." Eso es verdad. O al menos en parte ¿Cambiaría si contase mi situación a un grupo de Samueles? ¿Cambiaría si la contase a un grupo de migrantes? Mi oración inicial sería tan verdad como en un inicio y tan verdad como la frustración de tener qué jugar golf el sábado en la mañana para que te paguen a pesar de haber cumplido toda tu jornada semanal cabalmente. Sin embargo ambas situaciones no se leen igual. Es obvio que importa el tono, a quién va dirigido el mensaje. El contexto.

Ningún mensaje es creado en un vacío.

Actualmente Samuel García es una persona bien posicionada mientras que yo... trato de ser feliz y compro 300 gr. de chicharrón y medios kilos de tortilla de maíz los domingos y le llamo éxito. Es claro que una situación es más alejada a la mayoría del mundo que la otra. El común es la percepción de la adversidad, una especie de umbral del dolor mental. El cual de nuevo, es único y resultado de la historia de vida individual.

A pesar de la gran diferencia de ambientes y situaciones, a lo que por ahora quiero llegar es lo siguiente:

El juzgar bajo estándar propios que un dolor es más verdadero que otros es un camino accidentado el cual solo lleva a relativismos morales inútiles y desemboca siempre al nihilista sentimiento boomer del "Si yo sufrí ellos también" y al "Coman mosquitos, cuara cua cuac."

Eso tanto a Samueles como a chicharroneros. Lo mejor que se puede hacerse en estos casos es educar a esas personas. Empatar sus sentimientos y sus realidades con la colectiva, en "The ways of Los nacos prietos piojosos", y hacerles ver el porqué comentarios así podrían causar descontento, como reconciliar su privilegio con la empatía hacia los demás para los Samys. En cambio, para nosotros los pobres, darnos cuenta que la vergüenza inicial debe de convertirse en acción efectiva con visibilización para los menos favorecidos.

Con eso de lado, ¿de qué más se puede hablar sobre Samuel García? 

***

Parte 2. ¿Qué es un Samuel García?


Si bien se puede responder esta pregunta diciendo que es la materialización del aclamado personaje de Los Polivoces Gordolfo Gelatino haciendo una breve semblanza de quién es el senador bajo licencia y candidato a la gubernatura Samuel Alejandro García Sepúlveda, daré por hecho que ya saben quién es él. Su artículo en Wikipedia con dos terceras partes en polémicas y el resto en su vida dan una idea general del hombre en cuestión.

Otra forma de responder la pregunta es de la fuente misma, algo que menciona como meta en el vídeo del cual se desprende el mencionado clip viral. Que el público, es decir nosotros, podemos escucharlo y saber quién es él realmente de viva voz.


Entrevista de la cual se desprende el clip viral en cuestión. Para la escritura de este texto se dio también revisión complementaria al episodio 8 del show de YouTube La carnita asada con Samuel García, copia descarada del formato del show de alitas picantes Hot Ones, entre otras chocobascas.

Luego de revisar este material y otros que conforman la videografía de Samuel García, uno esperaría saber quién es Samuel García. No solo por los hechos históricos que llevaron a ser al diputado LA figura disruptiva en la política nacional sino también sus esperanzas, anhelos y sueños. Lo que espera cumplir a futuro. Pero luego de consumir tal material es difícil no terminar con un mal sabor de boca que solo me dice... que no sé nada de sobre él.

Al querer responder la pregunta ¿Quién es Samuel García? continuamente nos presentamos con topes o callejones sin salida. Cuando habla de cuando inicia su vida política, no menciona realmente cuál fue su plataforma por la cual fue elegido o la filosofía que lo llevo a la elección de partido político más allá del había un espacio vacío el cual tomé.

Tampoco podemos interpretarlo por sus políticas.

Algo que se repite durante su campaña y en su maquinaria propagandística, además de hablar sobre supuestas verdades al poder y de exponer las corruptelas de sus antecesores y contemporáneos, con temas como Monterrey 6, son los temas de igual neutralidad política y sin controversia. El problema del transporte público del Área Metropolitana y la contaminación, la redistribución del tributaria, el precio de energéticos, entre otros. Todos temas tan generales como la forma vaga en las que los abarca.

Conforme avanzan las conversaciones en sus vídeos no parece haber información más allá de lo que se parece ser memorabilia. Factoides aleatorios que solo una amistad lejana o un familiar desinteresado recordaría como para salvarse el pellejo en una fiesta incómoda como:
- Hey! A ver  cabrón -me dice aguardientosamente mi mejor amigo Sammy mientras descansa su brazo a través de mis hombros masculina y futbol americanilmente- ¿Y dónde hice el babys? A ver ¿Y el kínder? ¿Dónde terminé mi temporada del Americano? ¿Qué libro jurídico me regalaron de primera comunión augurándome un futuro en lo político?

Y luego de las horas y horas de material audiovisual y escrito que se podrían revisar. De los libros, entrevistas y memes, es esto con lo que me quiero quedar. Si Samuel de alguna manera no  se deja ver realmente, conscientemente o inconscientenmente, si no habla sobre qué cosas está a favor o qué otras en contra, cuales son sus sueños y metas, es entonces ese vacío lo que quiere ser o al menos ese es algo que quiere vender.

Si es ahí donde descansa el mensaje, es ahí donde nace el personaje...

... y está en nosotros llenar ese vacío.


***

Parte 3. Como Eminem en Eight Mile

Tras minutos de conversación entre Samuel y su entrevistador dentro del vídeo del cual se desprende el momento viral, se llega a un momento en el cual se plantea una problemática la cual el entrevistador titula como "El desprivilegio del privilegiado" (Samuel responde con un "Qué padre frase, ¿eh?" obviamente). Los hechos que narra, en lo que parece querer construir como una especie de fábula moderna, hablan sobre la desgracia en la que caen las empresas luego de ser heredadas o transferidas por estas figuras patriarcales, luchadoras y constructoras a sus más frágiles y consentidas descendencias, débiles, corrompidas por la modernidad y los lujos, lo cual inevitablemente lleva al fracaso, la pérdida, destrucción o venta de las empresas en cuestión.

Ningún momento es dedicado para lamentar a terceros, a estas posibles víctimas simuladas de esta fallida empresa anónima. No hay un solo minuto de reflexión sobre la pérdida de empleos o los diversos escenarios. La compra de empresas nacionales por capital extranjero, la fuga del capital local o la desaparición de la competencia en el mercado. Lo único que queda por lamentar es la falta de liderazgo, de hambre y visión porque la gente ya no escucha, trabaja o lucha como los viejones. Esos seres míticos que construyeron Nuevo León a base de martillazos al desierto. 

En otras entrevistas podemos ver reflejada esta relación de Samuel García con el trabajo y estudio. Sin embargo no parece ver mucho interfiriendo su desarrollo. Hablando con su padre, el crecimiento de su firma parece inconsecuente y natural. Una lógica progresión de un régimen de trabajo diario bajo la tutela de su padre y la educación. Vino un nuevo régimen fiscal. Nos adaptamos y crecimos. Tuve las calificaciones más altas de mi licenciatura, acepté la beca del posgrado y me gradué. Tuve oportunidad de correr por Movimiento Ciudadano y si bien no gané, me hice plurinominal. Relaciones de causa y efecto con nada de por medio. Las cosas solo suceden en García-landia. Hasta en el, ya considerado ridículo, número de doctorados, la forma en la que habla de ellos es solo de papeles que están ahí para ser tomados. De metas que parecían retos, pero para la suerte de Samuel, fueron un material más para ser consumido solo porque podía consumirse.

En un breve momento de claridez menciona en una de las entrevistas, en un monótono, menciona que estaría en su puesto político un tiempo, después jugaría por la candidatura para luego "seguir en la polaca un tiempo más para regresar al sector privado" como si algo tan único como un periodo de gobernación no alterara la vida de cualquiera de forma dramática. Casi como si conociera su destino.

Imagino Sammy como gobernador de Nuevo León. Solo. Al centro de un pasillo de alfombra roja enmarcado por guardias de seguridad y prensa en los extremos, de la mano su esposa sonríe y asentando con el rostro saludan de mano a su gabinete. Sus ojos plásticos sin brillo son enmarcados en lágrimas que, iluminadas por los reflectores, son ignoradas por el Universo porque en la vida de Samuel García las cosas no tienen sentido más allá de que se hayan peleado o no y la gubernatura parece haber llegado como por arte de magia a la cuesta de memes y morbo. Un logro más. Como su firma. Como su primer posgrado. Como sus múltiples posgrados. Como sus candidaturas.

Samuel parece decirse a sí mismo con cada proyecto:
"Tengo el hambre, tengo la visión y escucho a mi viejon... pero aún no tengo MI lucha"


En la misma entrevista, la del clip viral, el editor te invita a quedarte en la conversación con un stinger particular...

".. lo que me forjó o me marca... papá se pone muy, muy exigente, muy fuerte..."
... un punto común que busca conectar con el regio promedio. El regio chambeador. El regio pa'delante. El regio que construyó a martillazos una ciudad en el desierto... pero Samuel García jamás a sufrido.

El éxito lo persigue una y otra vez... Él lo sabe y la candidatura parece ser un intento más en su búsqueda por el dolor y el conflicto que jamás ha vivido. E incluso esto, con las actuales encuestas, parece será inútil.

Samuel García tiene boca...

... pero no puede gritar.