26 jun 2014

El verdadero #YOLO

O "Pues si Dios nos da licencia..."

Imagina si lo deseas, porque sé que no estuviste ahí, una turba de alrededor de cientos... que digo cientos, quizás miles, y con quizás estos miles, más. Yo diría hasta millones de ellos.

Ellos no han recibido la misma educación que tú o yo. Ninguno lo ha hecho. Menos de la mitad podría leer lo que tu ahora mismo estás leyendo... de ellos, los cuales si podrían descifrar lo aquí escrito, apenas una porción de ellos podría explicar su opinión sobre esto de igual manera, de forma escrita.

No tienen esperanza. No tienen sueños. Ser buenos; trabajadores, leales, honorables, sinceros y amables saben ahora que no les dará para nada más. Es hasta ahora que lo saben. Les tomó meses, a algunos años, pero ahora lo conocen más que nunca y lo único que les queda, y con consciencia plena de esto, es una sola oportunidad.

Ven a sus hijos a los ojos. Son de escaso talle y anchura por la desnutrición, como alguna vez ellos mismos estuvieron a su misma edad. Tienen las mismas oportunidades o quizás inferiores a los que ellos tuvieron. Están manchados de sus rostros y de sus pocas ropas que tienen, lavadas entre las pocas aguas turbias que pudieron conseguir. Saben también que si ellos llegan a tener hijos, su situación sería igual. Todo igual. Nada cambiaría. Una cadena de miseria y mediocridad.

Los miran mientras que saben que no habrá revancha. Que no hay una recompensa, que les han enseñado el "Por favor", pero que después de ello no vendrá ningún "Gracias". Después de meses de luchar contra la verdad, contra la fría matemática, la implacable física y el desoír de sus alabanzas, al fin se han dado por vencidos.

Los resultados fueron publicados en prestigiosas revistas científicas de física y ciencia en general, llevándose los encabezados, portadas y el resto de las publicaciones con artículos relacionados al tema. Los rumores habían rondado por meses a los alrededores de los laboratorios de aceleración de partículas y sus observatorios allegados.

La llegada de la información al público general fue vertiginosa y sin previa digestión, y los encabezados sensacionalistas no se dieron a esperar.

Pasaron los meses, y con estos, revisiones tras revisiones de los cálculos, de todos los resultados y ensayos de las experimentos dados. Las mismas condiciones, bajo las mismas variables siempre dieron los mismos resultados, independientemente de si fueron equipos norteamericanos, de la unión europea o rusos los actores de las reproducciones.

Entrevistas por parte de la prensa especializada y la común hacia los directores de la investigación se tomaron años en darse.

Por temor a represalias, sus identidades luego de la  gran publicación, fueron protegidas. Sabían con antelación a lo que habían entrado y con temor sobre ellos, habían tomado medidas previas a lo que sus corazonadas les habían llevado con los posibles resultados de sus investigaciones.

"La ciencia por fin lo hizo", "Falsos profetas en bata blanca", "Física, psíquica y la ramera de las naciones se encuentra entre nosotros".

Recuerdo haber escuchado alguna vez algo como:
- ¿Por qué tuvo que morir?
- Verás... ahora está en un lugar... tu abuela está... ya no está con nosotros... y yo también le extrañaré.

Eran, como decía, cientos de miles, en todos los países del mundo, todos en revoluciones dadas casi, durante los mismos tiempos. Una bestia iracunda y reprimida, luego de años de vivir bajo la falsa idea de que si las cosas eran así, al menos podría vivir mejor cuando el verdadero retiro llegara.

La gente quería respuestas y su mayor fuente de ellas se había extinguido. Sus gobiernos, los gobiernos no podían hacer nada. La economía se basaba en que alguien vendiese los sandwiches solo para que alguien más los consumiera. 

Luego de la destrucción del acelerador de partículas y los centros de investigación aledaños, las torres de comercio fueron los primeros blancos. Fáciles de ver a cientos de metros a la redonda dentro de los centros de las grandes ciudades.  A estos le siguieron las universidades, bibliotecas e industriales.

Toda ciencia fue destruida. Todo atisbo de luz quemado. Todo lo que permitiese ver lo que no podemos ver dentro del planeta y más allá de nosotros, fue violado y bandalizado. Miles de años de progreso enviados al olvido por simple curiosidad humana. Destrucción del progreso por el progreso mismo.

De aquello, solo los satélites quedan en los cielos, mirando como sus hermanos atados a la tierra padecían, enviando señales en ahora un lenguaje inteligible, para jamás volver a ser escuchados. Solo el tiempo les daría su destino final. Quizás con el tiempo se irán perdiendo en el vacío para desprenderse final y totalmente de la gravedad de la Tierra. 

Aún y con el orgullo de la revuelta, soy de los pocos "hombres letrados" que quedan por aquí. Aún y con ello, el movimiento necesitaba algo de lo que contra ellos mismos se levantaban, de lo que llamaban el destructor de sus vidas. Soy médico con grados y todas esas formalidades.

Yo y mi raza somos lo único que queda de todo aquello, y solo veo como uno a uno estamos cayendo. Con nadie más que nos quiera escuchar. Solo nos están usando. Ni siquiera quieren ver o imaginar el día en que nos terminemos y ya nadie más pueda darles sus medicinas indicadas de entre todas las toneladas de cajas blancas iguales saqueadas por los revolucionarios.

Ahora mismo desearía haber leído más sobre las demás disciplinas. Desearía haber sido astrónomo de medio tiempo, con afición a la agronomía y con un gusto por la arqueología.

No estábamos preparados.

Quizás la noticia debía de llegar. Quizás podría existir un mundo capaz de resistir ese golpe... o quizás simplemente debíamos dejar que las cosas se dieran. Que llegase un momento en que simplemente dejase de importar. Un día con cohetes a la luna con horarios de entrada y salida y repuestos de brazos y piernas vendiéndose como auto partes.

Es por eso que nos debemos a los demás, a la humanidad, como científicos, como hombres de ciencia, nos les debíamos a los demás, y nosotros le debíamos "al de allá arriba" para darnos tiempo. Necesitábamos de ese placebo, o ese ingrediente, para mantener al sistema en marcha, para engrasar los engranajes y para limar las asperezas. Unas cuantas muertes en Gaza, unas cuantas explosiones en el norte de Estados Unidos. No eran nada. Eran los mártires de la historia que llamábamos humanidad.

A veces me pregunto si de haber vivido en aquellas épocas, y al haber leído palabras como estas me sentiría igual de como me siento ahora mismo, u horrorizado de un pensamiento como tal. Que todas esas muertes, esa miseria, esos recursos y tiempos gastados en tan ridículos objetivos eran necesarios. 

Hoy sé que si. O al menos así es como debió haber seguido siendo hasta que pudiéramos darles algo mejor.

Hoy a sido el ocaso de la civilización... y todo porque matamos al que nos hizo... o al que nunca nos dio.

Solo ruego porque mis palabras lleguen más allá de mi propia vida. Que toquen a nuestras futuras generaciones, y que no construyan sus castillos sobre la arena.

Mi especie muere y los satélites siguen en órbita.


"No sé como será la tercera guerra mundial, sólo se que la cuarta será con piedras y lanzas." - Albert Einstein

1 comentario:

  1. He venido por primera vez a su blog. Me gusta, tanto en su diseño como en lo que escribes. Me apunté como seguidor suyo y lo invito a que venga a mi blog, se apunte de seguidor para quedar enlazados y seguirnos comunicando.

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